Estructura del Ojo Humano

El órgano de la visión está compuesto por los párpados, los globos oculares, el aparato lagrimal y los músculos oculares externos. La visión binocular, con la participación de ambos ojos, permite apreciar las imágenes en tres dimensiones. El globo ocular mide unos 25mm de diámetro y se mantiene en su posición gracias a los músculos oculares. Está envuelto por una membrana compuesta de varias capas.

La capa externa, llamada esclerótica, es espesa, resistente y de color blanco. La capa media, coroides, que contiene abundantes vasos sanguíneos. La capa interna se llama retina, y en ella se encuentran las células sensibles a la luz: los bastones y los conos. La parte anterior del globo ocular está cubierta por la córnea, una membrana transparente y resistente que carece de vasos sanguíneos.

Alrededor de la córnea está la conjuntiva. Por detrás de la córnea se halla la cámara anterior, limitada por el iris y la pupila. Detrás de la pupila se encuentra el cristalino, el cuerpo ciliar y la cámara posterior. La cámara anterior está llena de un líquido transparente, el humor acuoso, que humedece el cristalino y garantiza su nutrición. La cámara posterior esta rellena de otro liquido coloidal llamado humor vítreo, que mantiene la tensión del interior del ojo. El iris está formado por una fina red de fibras conjuntivas, o estoma, provista de numerosos vasos sanguíneos y de los músculos que controlan la dilatación y la contracción de la pupila.

El color del iris depende de la transparencia del estoma y de la cantidad de pigmento que contiene. Cuando el pigmento es escaso, los ojos son azules, mientras que cuando hay una cantidad mayor se aprecian matices verdes o castaños.

El pigmento se forma durante los primeros meses de vida, por lo que todos los recién nacidos tienen los ojos de color azul grisáceo. El color definitivo se establece a los dos o tres meses de vida. Si no hay pigmentación los ojos se vuelven grisáceos, en el caso de los albinos.

Cuando el pigmento es escaso, los ojos son de color azulado; si hay mayor cantidad se aprecian matices verdosos o castaños.

El cristalino, está sostenido por unas fibras conjuntivas muy finas que a su vez están unidas al músculo constrictor del cuerpo ciliar. El cristalino se forma a lo largo de la tercera o cuarta semana de embarazo. Es blando y elástico en los niños, pero se endurece con el paso de los años.

El cristalino aumenta de tamaño durante toda la vida: en un individuo de 70 años es casi tres veces mayor que en un bebé. Detrás del cristalino se encuentra el humor vítreo, una masa gelatinosa, blancuzca y transparente que ocupa la mayor parte del interior del ojo. Esta masa está rodeada por la retina, que es la túnica más interna del ojo. La retina, sensible a los estímulos luminosos, está conectada con las fibras del nervio óptico que se prolonga hacia el cerebro.

La zona que rodea el nervio óptico es la papila óptica, un área que no contiene células sensoriales y constituye el denominado punto ciego. Sobre la superficie de la retina, en el eje antero posterior del ojo, hay una depresión: la mácula lútea o amarilla, que es la zona con mayor agudeza visual.